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«Es de vital importancia implementar medidas que promuevan una alimentación saludable y consciente. Creemos que, mediante esta iniciativa, avanzamos hacia un país que se preocupa por informar y ser transparente respecto a la cantidad de nutrientes críticos que consumimos sin saberlo como azúcares, grasas y sodio», destacó Maquieyra.
El proyecto menciona que se debe «crear un sistema de etiquetado frontal de advertencia de alimentos y bebidas no alcohólicas para identificar con claridad aquellos que, por unidad, peso o volumen, o por porción de consumo contengan en su composición nutricional elevados contenidos de calorías, grasas, azúcares, sal u otros ingredientes». Además, aclara que cifras oficiales demuestran que «el exceso de peso afecta a toda la población y es un factor de riesgo determinante para enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos músculo-esqueléticos y enfermedades respiratorias. La obesidad afecta a un cuarto de la población y aumentó desde el 2005 casi 11 puntos porcentuales».
También el proyecto evalúa quitar de toda etiqueta cualquier promoción que aumente su consumo: «La publicidad, patrocinio, promoción o venta de productos con etiquetado frontal de advertencia no podrá en ningún caso incluir elementos persuasivos, como regalos, concursos, juegos u otro, que induzcan al engaño o a la compra de los mismos» y «no podrán utilizarse imágenes de niñas o niños, ni ilustraciones o textos que puedan idealizar el uso del producto».
«Debemos abordar este tema cuanto antes. Es un avance hacia un país que se preocupa por la alimentación saludable y por disminuir cuanto antes las enfermedades que provocan el consumo elevado de grasas, azúcares y sodio. Así los consumidores podrán optar por opciones de consumo y hábitos saludables», finalizó Martin Maquieyra.