
En el marco de la cuarentena para enfrentar la Pandemia también nos ha mencionado distintas ideas para poder atravesarla, como una especie de acompañante para pensarnos.
Entre ellas:
- Comprender que nunca pasó que una misma emoción predomine en todos los continentes. Es una crisis de salud, pero también humanitaria, social, de relaciones internacionales, de tensión entre potencias. Vamos a un mundo multipolar. Pero también es una crisis moral, política, ideológica. Y todo afecta nuestras emociones.
- Vivimos una oportunidad de pensarnos en lo colectivo, porque solo no se salva nadie.
- Atravesamos un momento muy delicado para el bienestar mental que tendrá sus consecuencias de acuerdo al tiempo de encierro.
- Es necesario tener un plan estratégico de salida administrada que sea integral, multidisciplinario, que nos dé perspectiva y que esté apoyado en datos confiables y de evidencia científica.
- La necesidad de ver noticias confiables.
- Evitar el miedo como herramienta.
- El debate de los escenarios post-pandemia y su aceleración en dinámicas que ya se venían instalando como la educación a distancia pero que no reemplazarán las relaciones cara a cara, humanas de cercanía.
Todos aspectos que hemos venido discutiendo a lo largo de casi 170 días de cuarentena administrada en fases, con sus particularidades locales y provinciales, pero que en el último tiempo se han tensado por la implicancia en el AMBA y la Ciudad de Buenos Aires que encienden todas las alertas.
Hoy Facundo Manes indica que el saldo más negativo que está dejando el coronavirus a la humanidad » es una pandemia de enfermedad mental», advirtiendo que afecta a un gran número de jóvenes que está padeciendo trastornos de ansiedad y depresión.
Según un trabajo de investigación que viene desarrollando indicó: “El trabajo que hicimos a los 6 días de iniciado el aislamiento y otro a los 72 días, mostró cifras alarmantes: 6 de cada 10 argentinos tienen síntomas de depresión. Esto cuadruplica o quintuplica los valores pre-pandemia».

El panorama no resulta alentador cuando las medidas de aislamiento se han extendido en el tiempo y los corrimientos en los picos de contagio resultan confusos y la información circula de manera fragmentada, con datos que no se enlazan con números de testeos y a un mapa real sobre la situación.
Sin mencionar, que los funcionarios responsables de tema se desacreditan entre sí y dan lugar a múltiples titulares mediáticos que trastocan el análisis cotidiano.
Manes indicó: “Los jóvenes están siendo muy afectados y lo que tenemos que evitar es que esto se haga crónico. La salud es una sola, y si no se pone como prioridad, la Argentina va a tener que ser reconstruida».
Su trabajo arroja datos como que: «8 de cada 10 jóvenes tienen síntomas de depresión leve, moderada y severa y más de 6 cada 10 síntomas de ansiedad leve, moderada y severa».
A lo que sumó: «Si tenemos un pueblo ‘quemado’, una sociedad exhausta, por más que arreglemos la deuda o traigamos inversiones, si tenemos un pueblo deprimido, desmotivado y ansioso, estamos frente a un problema no solo humanitario, sino social y económico».
Además hizo mención al miedo como herramienta de control que se ve agravado cuando las autoridades la ejercen y distan de una sociedad avanzada y democrática.
Enfatizó, como en otras oportunidades en los medios y desde sus propias redes sociales, que: “Debemos comunicar con menos miedo y empoderar a la población porque vamos a convivir con el virus por largos meses y no vamos a poder estar en una cuarentena eterna”.
Así mismo, expresó la necesidad de “parar la pelota, llamar a un equipo multidisciplinario de diferentes sectores políticos y que se piense lo que viene en términos de salud, económicos y sociales».
La impronta personal y profesional del reconocido Facundo Manes expresa casi siempre recomponer las instituciones y protegernos de los abusos del poder, la corrupción, las arbitrariedades, los zigzagueos.
La educación, la salud y la nutrición son las inversiones que se necesitarán pensar en conjunto, para sortear escenarios post-pandemia que ya reflejan datos que al menos debieran interpelarnos.
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