
Todo estaba servido para un banquete de futbol. Dos grandes se enfrentaban en cuartos de final por el campeonato de clubes más importante del mundo.
Ya a los 7 minutos, el partido estaba igualado 1 a 1. Dos caras distintas para un mismo deporte. El equipo alemán con una presión asfixiante que ensuciaba todas las salidas del equipo catalán, y cuando recuperaban el balón, parecían coches de fórmula uno. Del otro lado, la habitual receta culé, tenencia de pelota, avance progresivo en el campo y la búsqueda del desequilibrio en los últimos metros.
Pero el vértigo arrollador del Bayern pudo más. Le complicaba las líneas de pase, anulaba a Messi, y constantemente generaba dudas a los jugadores barceloneses, que con el correr de los minutos mostraban más nervios que lucidez.
Al final de los primeros 45 minutos el partido estaba 4 a 1 y el segundo tiempo comenzó de la misma forma que había transcurrido la primera etapa.
Resultado final, 8 a 2. Se repitieron los mismos argumentos y el tren bala alemán pasó por arriba a un Barcelona que tenía como prioridad este campeonato.
Bayern Munich es el nuevo semifinalista y espera al ganador del encuentro que se jugará mañana a las 16 hs entre el Manchester City (Inglaterra) y el Lyon (Francia).
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