La jojoba (Simmondsia chinensis), originaria de las zonas áridas de América del Norte, despertó interés en Argentina hace 4 décadas, especialmente en la provincia de La Rioja, debido a su potencial económico y adaptabilidad a climas semiáridos. Sin embargo, su desarrollo ha estado marcado por altibajos y una falta de estrategias sostenibles que permitan su consolidación como un cultivo de impacto regional y nacional.