
De acuerdo con el contrato entre ambos países, a partir de junio, los volúmenes de gas de Bolivia debían incrementarse hasta los 18 MMm3/día. Sin embargo, durante el mes de junio y parte de julio, los requerimientos superaron la cifra.
Hasta el 6 de julio Bolivia envió a Argentina a 19,31 MMm3/día, más de lo establecido en el contrato de compra y venta firmado por ambos países.
El incremento de la demanda se da al mismo tiempo que Bolivia exige el pago por adelantado, ante el incumplimiento contractual de Argentina por falta de garantía que estaría acordando por medio del Banco Central.
En tal sentido, si bien no pondría en riesgo el abastecimiento es un antecedente en el impás que las relaciones bilaterales tienen, cuando el Presidente Fernández califica de ilegítimo al Gobierno de Jeanine Áñez, su par boliviano.
La crisis económica que vive Argentina, acentuada por las medidas para mitigar el coronavirus que no da tregua, frenó las inversiones en el sector energético y principalmente las actividades de empresas en Vaca Muerta, como reservorio de gas y petróleo de mayor impacto en el país.
Esta situación pone en mejor situación comercial a Bolivia para exportar gas y Argentina nuevamente recorre el camino de la falta de energía que incide sobre cualquier programa post-pandemia.
Una etapa que ya estaba superada, que deberemos superar nuevamente.
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