
Según su análisis, en diversas entrevistas y ponencias virtuales sobre el tema plantea propuestas para «restablecer la seguridad en las calles».
Además de ser crítica de la posición del Gobierno considerando que «el sesgo ideológico corre el eje del sentido común» indicando que «el problema de Argentina en materia de seguridad es político».
Plantea la necesidad de trazar una verdadera política de Estado que posibilite un posicionamiento estratégico.
Las cuestiones sociales, culturales y económicas rondan todas las discusiones pero manifiesta: «no hay que asociar la pobreza con la delincuencia», pero sí asumir que «la desigualdad que produce la marginalidad estructural genera violencia y esto no puede ser utilizado por el propio Estado como argumento para justificar el delito».
La línea estratégica de trabajo en seguridad no puede caer en el reduccionismo de la mano dura pero es necesario «restablecer la ley y el orden, significando establecer prioridades, trazar políticas claras y hacer cumplir la ley», plantea.
Los casos violentos son noticia diaria con mayor gravedad y en muchos casos con personas que tienen antecedentes o cumplen condenas fuera de la cárcel pero sin controles, lo que indica que es «prioritario volver sobre el cumplimiento de la ley, porque de lo contrario la anomia y la falta de cohesión va a terminar generando una escalada de violencia que no va a beneficiar a nadie», expresa Arietto.
El panorama en términos de seguridad es un ir y venir de posicionamientos ideológicos, alejados de lo que la ley indica, tal es el caso de las tomas en Guernica que desnuda la interna entre la Ministro de Seguridad nacional Sabina Fréderic, el de Seguridad provincial, Sergio Berni y los intereses de punteros políticos y gente que utilizan por su necesidad de un lugar para vivir.
Sin una política clara la problemática de la inseguridad se torna cada vez más evidente y violenta, signo de una realidad económica y social que se agrava.
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