Su Santidad expresó: «La enfermedad es una escuela de amor, Dios no nos deja solos».
Hugo Roldán
El Federal Noticias
CIUDAD DEL VATICANO.- Este domingo el Papa Francisco hizo una breve, pero emotiva aparición al final de la Misa del Jubileo de los Enfermos y los Trabajadores Sanitarios. en la Plaza de San Pedro.
Llegó asistido en silla de ruedas hasta el altar, donde impartió su bendición y saludó a los fieles diciendo: «¡Feliz domingo a todos y muchas gracias!». Su presencia, que duró unos cinco minutos, concluyó con un gran aplauso para el Santo Padre.
A través de un texto, el Santo Padre expresó: “Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo”.
“No es siempre fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, sin pretender y sin rechazar, sin lamentar y sin desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien que recibimos, abandonados y confiados en lo que todavía está por venir”, agregó en su escrito.
La homilía fue leída en su nombre por el arzobispo Rino Fisichella durante una misa que congregó en la Plaza de San Pedro a unas 20.000 personas entre pacientes, voluntarios y sanitarios que peregrinaron a Roma para cruzar la «Puerta Santa» por el Jubileo.
“Hermanos y hermanas, a pocos metros de aquí, el papa Francisco en su habitación en (su residencia de) Santa Marta, nos sigue de cerca y participa, como muchos enfermos y personas débiles, en esta santa eucaristía por televisión”, dijo el monseñor, suscitando el aplauso de los fieles presentes en la plaza, dijo Fisichella.
El Papa aseguró “ciertamente la enfermedad es una de las pruebas más difíciles y duras de la vida” pero que “la habitación del hospital y el lecho de la enfermedad pueden ser lugares donde se escuche la voz del Señor”.