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La imagen de Cristina Kirchner con la foto de Santiago Maldonado “exigiendo” al Gobierno Nacional la aparición con vida de Santiago Maldonado todavía resuena en muchas cabezas. Sin embargo, aún no dijo nada ni exigió nada sobre la desaparición de Facundo Astudillo Castro, en Bahía Blanca, que fue visto por última vez en un control de la policía Bonaerense, provincia gobernada por su niño mimado Axel Kicillof.
Como se recuerda, Santiago Maldonado era un “artesano” que hizo causa común con el RAM, el famoso y cuestionado movimiento Mapuche. El primero de Agosto de 2017 estaba en uno de los campos del magnate Benetton reclamando su pertenencia junto con un grupo de Mapuches, cuando el Juez Guido Otranto mandó a Gendarmería a desalojar. Después de las corridas nadie volvió a ver con vida a Santiago Maldonado.
Miles de hipótesis se tejieron, que lo “chupó” Gendarmería, que los mismos del RAM lo tenían escondido, que había pasado a Chile, que estaba en Buenos Aires. Lo cierto es que Maldonado se transformó en la bandera les cristinismo y de los partidos de izquierda.
Testigos falsos con historias increíbles se tejieron alrededor, con teorías totalmente increíbles acerca de la suerte del malogrado seguidor de Jones Huala. La que quedó en la memoria es la de los binoculares, que no pudo sostener y es motivo de todo tipo de memes.
Victoria Donda se rasgaba las vestiduras en los medios y en las redes mientras su jefa, Cristina, repetía consuetudinariamente #Donde esta Santiago? Aparición con vida de Santiago Maldonado, y tuits similares.
EL comienzo de los ataques comenzaron inmediatamente haciéndose eco la misma Cristina el 6 de agosto para nunca dejar de tenerlo presente. El objetivo era desgastar al gobierno de Mauricio Macri, ante la proximidad de las elecciones de medio término.
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Aparición con vida ya, era lo que pregonaban, hasta que el 17 de octubre del 2017 aparece un cadáver sumergido en el río Chubut y los forenses identificarían gracias a los tatuajes como de Santiago Maldonado, después de 78 días de búsqueda.
Que el cadáver lo plantó Gendarmería, que lo plantaron los mismos mapuches, que lo mataron y lo dejaron ahí porque se venían las elecciones, que se ahogó porque no sabía nadar.
La autopsia fue determinante y cruel para la parcialidad afín a Cristina: el resultado fue “muerte por inmersión” ¿traducido? Santiago Maldonado se ahogó. No había signos de violencia ni golpes, sólo se ahogó.
El caso Facundo Astudillo Castro
Facundo Astudillo Castro salió de su casa en Pedro Luro el 30 de abril con la intención de ir a ver a la novia en Bahía Blanca, en plena cuarentena por la pandemia de coronavirus.
Su viaje comenzó a dedo y llegó por la ruta 3 hasta Mayor Buratovich. Ahí le hicieron un control de identificación por parte de la policía provincial, lo llevaron para eso a la comisaría dejándolo en libertad, según cuenta la policía, para que prosiga viaje a Bahía Blanca.
Hay quien dijo que lo vio en Teniente Origone, distante 30 km de Buratovich, pero la realidad es que a Bahía nunca llegó supuestamente. A pesar de todas esas versiones, desde el 30 de abril Facundo no aparece y la mira está puesta en la policía de Kicillof.
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Hubo dos allanamientos en la comisaría de Mayor Buratovich sin resultados positivos, rastreo de celulares, las redes de Facundo desde el 30 de abril están inactivas, y ningún dato cierto sobre el paradero del joven desaparecido hace ya 84 días.
Hoy nadie habla de Facundo ¿Por qué? ¿Qué es lo que vuelve selectiva la ansiedad de justicia y aparición con vida de un individuo?
Tal vez la respuesta es que usaron el nombre de un pobre tipo que estaba en el momento indicado pero en el lugar equivocado, y que lo usaron a él y a la familia para mellar los cimientos de un Gobierno que trataba de hacer pie en lo económico mientras miraba de reojo los embates del cristinismo con el caso Maldonado.
Hoy con el Cristinismo anclado en el poder, la justicia por una posible desaparición forzada parece no tener asidero, ni siquiera es tenido en cuenta.
Ya no se ve a la Vicepresidente con la foto de Facundo exigiendo la aparición con vida, ni pidiendo respuestas valederas al Gobierno provincial. Recordemos que en la provincia de Buenos Aires gobierna un producto de sus costillas, Axel Kicillof.
El silencio de Cristina se puede entender como una cuestión de roles: la vicepresidenta quedaría en mala posición porque es parte del sistema de Gobierno que llevó a estos supuestos abusos, pero sin ser parte directa. Pero ella lo puso ahí y debe ser lineal y leal.
A Kicillof le deben crecer los pantalones y es ahora dónde Cristina debería mostrarse aunque sea en redes pidiendo por Facundo. Aunque sea para la gilada, pero lo debería hacer.
Se expresaron los Derechos Humanos, la Comisión de Desaparición Forzada de la ONU, la oposición, los partidos de izquierda. Cristina sólo hizo silencio. Ni una mención a Facundo.
Por lo menos Alberto Fernández se refirió al tema exigiendo respuestas, pero la reina de los Derechos Humanos todavía no se enteró que hace 84 días un muchacho salió de su casa y la policía bonaerense fue la última que lo vio.
¿Cómo funciona el selectivo pedido de justicia?
¿Dime quién gobierna y te diré que se reclama?
¿O será que el ladrón juzga por su condición?
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