El exintendente con condena firme por fraude al Estado, podría asumir como concejal el 10 de diciembre pese a una inhabilitación perpetua.

El intendente de San Lorenzo, Manuel Saravia, encendió todas las alarmas sobre la fragilidad institucional que vive el municipio: un hombre condenado por corrupción, Ernesto «El Kila» Gonza, podría ocupar una banca en el Concejo Deliberante porque la Justicia aún no logra notificarle la pena.
Gonza no solo tiene una condena de primera instancia por fraude a la administración pública, sino que el Tribunal confirmó y agravó el fallo, dejando firme la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Sin embargo, el exjefe comunal sigue esquivando la lectura de sentencia y prolongando el proceso.
Saravia reveló que la audiencia para notificar la condena fue suspendida cuatro veces, algo que calificó como inadmisible en un caso de corrupción que afecta directamente a un municipio.
La preocupación va mucho más allá de lo judicial. Para Saravia, permitir que un condenado por defraudar al propio municipio asuma como concejal rompe los mínimos estándares democráticos.
«Me da mucha pena este manoseo a las instituciones. No es normal que para leer una condena de media hora haya cuatro suspensiones», sostuvo.
En términos prácticos, esto deja a San Lorenzo en un escenario crítico: un funcionario electo, con poder de voto en ordenanzas, presupuestos y control político, estaría ingresando al cargo con una sentencia por corrupción ya confirmada.
La situación es tan absurda como grave: gracias a los tiempos judiciales y a las maniobras dilatorias, Gonza fue habilitado a competir en las elecciones, ganó una banca y ahora nada impide que asuma este 10 de diciembre.
Según explicó, recién cuando la Justicia logre notificarle la pena se podrá ejecutar la inhabilitación. Mientras tanto, no hay margen de acción: «Cuando se digne a leerle el fallo, habrá que actuar. Pero hoy todos estamos desconcertados», cerró.
