
Si se toma como referencia la lista de deportes reconocidos por el Comité Olímpico Internacional, el ajedrez se está aprovechando al máximo, paradójicamente gracias a una pandemia global.
Es una disciplina on line que ha permitido revolucionar el entretenimiento y mantener ágil la mente.
Carolina Luján, la maestra internacional absoluta y número uno de nuestro país coincide entre la sorpresa y la satisfacción por este presente del deporte. “Es algo muy particular, pero en este contexto trágico a nivel mundial, el ajedrez se vio potenciado con miles de personas de todas las edades jugando torneos», menciona.
«Es realmente muy llamativo que seamos el único deporte que nunca haya dejado de tener actividad”.
El ajedrez explotó a nivel mundial porque se puede practicar por medio de internet, de manera gratuita y en desafíos con personas de diversos lugares que le otorgan una conexión significativa.
Según estudios que miden las partidas on line, en el presente año aumentaron en el país un 83% de partidas diarias con respecto al año 2019.
Y en el mundo de 247 millones de partidas en enero de este año a 368 millones de partidas en el mes de junio.
El ajedrez tuvo un crecimiento que estimaban para 5 años, esperando poder mantener el auge para fortalecer sus aspectos positivos como deporte y valorando sus características recreativas y de comunidad, por hacerte parte con otros en todo el planeta.
La principal leyenda sobre el origen del ajedrez habla de un rey de la India llamado Belkib. Buscando acabar con su aburrimiento, ofreció una recompensa a cambio de alguna distracción. Se dice que fue el sabio Sissa quien le propuso el ajedrez, un juego que comprendía una pequeña guerra sobre un tablero de madera.
Otra leyenda del ajedrez dice que fueron los griegos quienes inventaron el ajedrez, para distraerse durante el largo asedio de Troya más allá del año 1000 a C.
Lo cierto es que la única referencia fiable del origen del ajedrez se encuentra en el noroeste de la India, a partir de un juego llamado chaturanga, mencionado en algunos escritos en el siglo V.
Era un juego de estrategia o de guerra que daba ideas al respecto de cómo disponer, distribuir y mover las alas de ejército en batalla, y cuyas piezas originales eran el rey, un ministro, caballos, carros y peones o infantes.
Un tablero, dos reinos y distintas piezas donde el Rey se convierte en el centro de la competencia, también es un lugar para el desarrollo social, educativo y terapeútico que en tiempos de coronavirus ganó su propia batalla.
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