Tiene la posibilidad de acceder al Fondo de Resiliencia y cuenta con flexibles condiciones de repago.
Hugo Roldán
El Federal Noticias

El Gobierno aprovecharía el escenario que se le presenta para poder incrementar las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Es por ello que desde Casa Rosada ven con buenos ojos poder ser beneficiados con el fondo de Derechos Especiales de Giro (DEG), que el Fondo Monetario Internacional (FMI), está armando con dinero de países solventes para sus miembros en aprietes financieros.
Se trata del Fondo de Resiliencia que la directora del organismo, Kristalina Georgieva, se encuentra gestionando con las principales potencias y que se espera que para fin de año ascienda a la suma de u$s45,000 millones.
Una vez conformado el DEG, con el aporte de las naciones integrantes del FMI, Argentina podría calificar a un nuevo préstamo de parte de ese fideicomiso. Desde el Ministerio de Economía vienen gestionando el pedido para cuando el fondo se consolide: según cálculos, el país podría acceder hasta a u$s1.300 millones.
Sin embargo, la situación actual de Argentina y la deuda de U$S 45.000 millones que mantiene con el organismo crediticio podrían frustrar cualquier pedido de más dinero: “Sería muy difícil que el FMI pudiera usar ese fondo para aumentar la exposición con un país con el que tiene el programa más grande y con el cual no hay compromisos de reformas estructurales” explicó Héctor Torres, ex-director por el Cono sur del FMI.
¿Qué es el Fondo de Resiliencia?
Creado en mayo de este año, el Fondo de Resiliencia se creó “con el objetivo de asistir a países de ingresos bajos, de ingresos medios vulnerables y estados pequeños que enfrenten riesgos estructurales de largo plazo para su balance de pagos”, según figura en un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
La ventaja de los prestamos de este fideicomiso y por los que Argentina quiere acceder es sus flexibles condiciones de repago. Así, se ofrecerán tasas de interés bajas y plazos de repago extensos: hasta 20 años y con un período de gracia de 10 años. Sin embargo, para acceder, los países deben contar con un programa activo con el FMI y presentar niveles de deuda sostenibles y una adecuada capacidad de repago. Un escenario que condiciona a Argentina que mantiene el préstamos más grande que el organismo haya entregado.