A pocas horas de las elecciones legislativas nacionales, el escenario político riojano se muestra intensamente activo en redes y recorridas de campaña. Sin embargo, detrás del ruido electoral hay un silencio que sorprende: la educación, especialmente la universitaria, ha quedado fuera del centro del debate.
Jorge Brizuela Cáceres
El Federal Noticias
La paradoja es evidente: mientras la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR) atraviesa semanas de conflicto gremial y advertencias sobre el presupuesto, y la UTN y la Universidad Nacional de Chilecito (UNdeC) sostienen programas con recursos cada vez más ajustados, ninguno de los principales candidatos a diputados nacionales ha hecho de la educación un eje prioritario de su discurso.
Una revisión realizada sobre más de 250 publicaciones en redes sociales de los candidatos riojanos a diputados nacionales, entre agosto y octubre de 2025, confirma un dato preocupante: menos del 3 % de los mensajes se refieren a educación, y de ellos, la mayoría se limitan a fotos en actos o consignas genéricas.


Un diagnóstico incómodo
De acuerdo con el relevamiento de las cuentas oficiales de campaña —tanto en X como en Instagram y Facebook—, solo una candidata, la gestora cultural Gabriela Pedrali (Federales – Defendamos La Rioja), ha publicado en los últimos tres meses mensajes explícitos en defensa de la universidad pública. Su tono institucional, enmarcado en la narrativa de “defender los derechos conquistados”, contrasta con la prudencia del resto del arco político, que parece haber renunciado a discutir la educación en profundidad.
Los candidatos del Frente de Izquierda y de Trabajadores (FIT-U), encabezados por la profesora Carolina Goycochea, sostienen un discurso coherente con su identidad: defensa del presupuesto educativo, rechazo al ajuste y apoyo a las luchas docentes. Sin embargo, no mencionan por nombre a las universidades riojanas, lo que diluye el impacto local de su mensaje. En cambio, los postulantes de La Libertad Avanza, cuyo primer candidato es el empresario Gino Visconti, concentran sus críticas en la gestión estatal y en lo que denominan “adoctrinamiento universitario”, sin ofrecer propuestas concretas sobre ciencia, tecnología o empleo joven.
Otros espacios, como Republicanos Unidos (Daniel Molina Braim, martillero público y docente), Provincias Unidas (Rubén Galleguillo, politólogo y docente) y la Unión Cívica Radical (Somos La Rioja,Gustavo Galván, abogado), apenas mencionan el tema. Las pocas referencias se limitan a la educación técnica o a la necesidad genérica de “mejorar la calidad educativa”, sin precisiones ni programas verificables.


Universidades sin voz en la agenda pública
La UNLaR mantiene una fuerte presencia en los medios locales debido a los reclamos de los sindicatos docentes (SIDIUNLaR y ASDIUP) y a las tensiones presupuestarias que afectan el funcionamiento cotidiano. La UNdeC, en tanto, continúa con su perfil más institucional y académico, y la UTN La Rioja busca sostener sus programas de formación técnica, esenciales para el desarrollo industrial de la región.
A pesar de su relevancia social y económica —miles de estudiantes, cientos de empleos, impacto directo en los municipios del interior—, las universidades riojanas no lograron ingresar en el discurso político de los candidatos que buscan representar a la provincia en el Congreso Nacional.
Ni siquiera en los debates públicos o entrevistas radiales recientes el tema universitario apareció como prioridad. La educación, al parecer, no moviliza votos en la lógica de las campañas cortas y centradas en consignas de seguridad, inflación o federalismo fiscal.



Una omisión con consecuencias
Esa ausencia no es menor. El sistema universitario riojano concentra buena parte del capital humano, científico y cultural de la provincia. Su desarrollo incide directamente en la formación profesional, la innovación tecnológica y la movilidad social. Ignorar este tema implica desconocer la función estratégica que cumple la educación superior en la reconstrucción del tejido productivo regional. Sin políticas públicas claras, el riesgo es una desconexión creciente entre la universidad y el desarrollo real del territorio.
En la UNLaR, por ejemplo, la fundación universitaria sigue cobrando aranceles por la certificación de documentación, a pesar de que la Ley de Educación Superior N.º 24.521 garantiza la gratuidad de los estudios universitarios. Ninguno de los espacios políticos que se presentan este domingo ha explicado si considera legítima o no esa práctica.
La Universidad Nacional de Chilecito, por su parte, sostiene con escasos recursos proyectos científicos y de extensión en los valles del Famatina, sin respaldo visible del poder político.
Mientras tanto, la UTN La Rioja continúa formando técnicos para una industria que no termina de consolidarse. Todo ocurre fuera de la conversación pública.
¿Cuántas referencias de los candidatos hay en redes sociales sobre el salario docente? ¿Alguno ha dicho qué rol tienen los profesorados y tecnicaturas en el futuro de la provincia? ¿Se han preocupado por el lamentable estado de los edificios, instalaciones, mobiliario y equipamiento de las escuelas primarias, secundarias y jardines de infantes?
Además, en una provincia con altos índices de empleo público y bajo dinamismo industrial, la educación superior representa una de las pocas plataformas de ascenso social y diversificación económica. No discutir su futuro presupuestario o su rol en la generación de conocimiento equivale a dejar el desarrollo provincial librado al azar.
Lo que no se dice también comunica
El silencio en torno a la educación revela más que una simple omisión: muestra la falta de un proyecto estratégico común para La Rioja.
Ni los sectores oficialistas ni los opositores parecen dispuestos a abrir un debate serio sobre cómo sostener, modernizar y conectar la formación superior con la realidad productiva local. En su lugar, abundan los eslóganes y las imágenes de campaña, vacías de contenido programático.
La pregunta, entonces, no es solo por qué no hablan de la educación, sino qué modelo de provincia imaginan sin ella. Porque si los próximos diputados nacionales riojanos llegan al Congreso sin propuestas concretas sobre universidades, investigación, ciencia o tecnología, será difícil reclamar luego políticas federales que realmente transformen el futuro de la región.
En los artículos que realicé este año y anteriores para El Federal Noticias se retrata una universidad que vive momentos de fragilidad institucional, presupuestaria y académica. La UNLaR aparece como actor clave en la provincia, pero carece de visibilidad en el discurso electoral: pocos candidatos la mencionan; aún menos definen políticas concretas para ella. Este vacío comunica: o bien la universidad no es considerada relevante por los equipos de campaña, o existe temor de politizar un actor complejo y polémico. Sea cual sea la razón, los estudiantes, docentes y personal universitario de La Rioja quedan sin interlocutores directos en campaña.
Relevamiento en redes
Las investigaciones destacan dos focos escolares concretos: En La Rioja se realizan más de mil intervenciones al año por casos de bullying, grooming y ausentismo. A nivel nacional, estudios muestran que el uso de celulares en aulas escolares afecta la atención y el rendimiento académico. La Legislatura cuenta con una iniciativa para prohibir o restringir el uso de dispositivos móviles en aulas con el fin de mejorar la concentración. Estas realidades plantean que la educación —en todos sus niveles— es un desafío estructural en La Rioja. Y sin embargo, los candidatos casi no la colocan como prioridad.
Del relevamiento en redes de los principales candidatos a diputados nacionales por La Rioja, tres patrones emergen:
- Silencio sobre la universidad pública local: Solo la candidata de la lista oficial ha hecho menciones explícitas a la UNLaR en los últimos tres meses.
- Educación secundaria y convivencia poco visibilizados: Aunque la problemática del bullying y los celulares en aulas afecta a la provincia, casi ningún candidato construyó discurso público al respecto.
- Temas habituales de campaña sobrepasan el eje educativo: Seguridad, inflación, federalismo y empleo dominan las propagandas, mientras que la universidad y las aulas quedan para “otro momento”.
¿Por qué importa que los candidatos hablen de estos temas?
- Representación de intereses: Las universidades y el sistema educativo concentran cientos de miles de ciudadanos —estudiantes, docentes, familias— que merecen ver reflejadas sus preocupaciones en la campaña.
- Impacto real en la provincia: Problemas como la financiación universitaria, la graduación, la retención estudiantil, el bullying y la distracción generada por los dispositivos afectan directamente la calidad educativa y el futuro laboral de La Rioja.
- Agenda olvidada = desarrollo postergado: Si los representantes no debaten estas cuestiones, es más probable que en el Congreso nacional no impulsen partidas, regulaciones o políticas que beneficien a La Rioja.
En síntesis: En esta elección, la educación en general y la universitaria en particular no fue tema de campaña, aunque debería serlo. Entre el ruido de los discursos, las universidades riojanas quedaron al margen del debate político, invisibles para la mayoría de los candidatos. Y cuando la educación deja de ser prioridad, el futuro también deja de serlo.
