El ministro apuntó contra la cantidad de empleados en ambos organismos y su estructura organizativa.
Hugo Roldán
El Federal Noticias
BUENOS AIRES.- El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, se expresó a las medidas tomadas en relación al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El ministro dijo: “El INTI fue creado para impulsar el desarrollo tecnológico de la industria, pero como un instituto independiente de las universidades argentinas, que concentran el conocimiento necesario para ese desarrollo. El resultado, dramático y trágico a la vez, es que en los hechos fue utilizado por la burocracia para hacer todo lo contrario: generar trabas, regulaciones técnicas innecesarias y procesos engorrosos que perjudicaban a las empresas”.
También agregó: “La pretensión de ser un instrumento de promoción industrial devino en un obstáculo que añadía costos al sector productivo”.
Desde el Gobierno Nacional detallaron que el organismo tiene más de 2.350 empleados y 250 reparticiones.
“La transformación del INTI en una unidad organizativa dependiente de la Secretaría de Industria y Comercio ,implica la eliminación de sus estructuras administrativas sobredimensionadas, conservando exclusivamente al personal técnico necesario para cumplir con sus funciones esenciales”, explicó el ministro.
Para concluir su exposición destacó: “Se pone fin así al modelo utilizado durante años para acomodar militantes y gremialistas, y se lo reconduce hacia funciones básicas de metrología y definición de estándares”.
El funcionario también se refirió al INTA, y señaló que su presupuesto de gastos anuales es de $224.000 millones, mientras que los recursos asignados al organismo son de $411.000 millones, provenientes de una contribución sobre las importaciones y una parte de la recaudación de la tasa estadística.
“¿El dato que expone el absurdo? Que los $411.000 millones asignados en recursos al INTA equivalen al 47,5% de lo recaudado por retenciones al maíz“, cuestionó.
Resaltó sobre la entidad: “Había perdido su rumbo estratégico. Las líneas de investigación quedaban libradas al criterio de cada investigador, sin vínculo con las necesidades reales del sector agropecuario. Así, en lugar de generar tecnologías y conocimientos aplicables a la producción, el organismo migró hacia el desarrollo de la agricultura familiar, o financiaba proyectos de investigación más de carácter sociológico que técnico“.
