Jorge Brizuela Cáceres
El Federal Noticias
La 137.ª edición de la Exposición Rural de Palermo, finalizada el 27 de julio, volvió a ser el evento emblema del campo argentino, pero su resonancia federal fue menor. Algunas provincias del interior profundo —como La Rioja o Catamarca— brillaron por su ausencia. Solo La Rioja lo reconoció públicamente. Catamarca, optó por el silencio institucional. ¿Se trata de una crisis presupuestaria o del síntoma de una falla estructural del federalismo argentino?

La Rioja, sin presencia: el ajuste mal entendido
A través de un comunicado, el Ministerio de Producción y Ambiente de La Rioja confirmó que no participaría en la exposición, argumentando que la situación económica de la provincia y la “falta de acompañamiento del gobierno nacional” no permitían destinar recursos a un stand institucional.
“(…) debido a la situación económica que atraviesa la provincia. Cabe destacar que las políticas nacionales tampoco ayudan a la actuación de las entidades riojanas.”, publicó el medio Brava Radio.
¿Es razonable abandonar la principal vidriera del desarrollo agroindustrial argentino, justo cuando se necesita reactivar las economías regionales?
Lo que se presenta como “ajuste” termina siendo un retiro del Estado provincial de sus funciones estratégicas: articular el potencial productivo con los mercados. Y en su lugar, se priorizan gastos clientelares, estructuras estatales sobredimensionadas y programas asistenciales.
Otras ausencias elocuentes Catamarca no apareció en los registros oficiales de la exposición. Tampoco hubo promoción de productos regionales en redes sociales ni se observaron marcas distintivas en el predio. Pero todo quedó convenientemente tapado por la Fiesta del Poncho (18 al 27 de julio).
Las provincias que sí apuestan al desarrollo
En contraposición, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan y San Luis apostaron fuerte. En San Juan, más de 30 pymes participaron con el respaldo del gobierno provincial y del Consejo Federal de Inversiones, mostrando vinos, aceites y alimentos regionales. El gobernador Marcelo Orrego incluso recorrió el stand, destacando el rol del campo en el crecimiento económico local.
San Luis, por su parte, combinó lo productivo con lo turístico, presentando sus atractivos regionales y marcas locales bajo el lema de autonomía productiva y eficiencia pública.
Lo que revela el ausentismo productivo
Las provincias ausentes muestran los síntomas de un modelo agotado: dependencia del Estado nacional, estructuras burocráticas ineficientes, escasa inversión en innovación productiva y una cultura política que desincentiva el mérito, el comercio y el riesgo.
No es la falta de recursos, sino la falta de visión lo que explica la ausencia de muchas provincias.
Mientras tanto, en las provincias que sí participaron, se vio lo que puede ofrecer un país federal en serio: productores pequeños y medianos, alimentos con valor agregado, vínculos con compradores internacionales y presencia institucional que representa.
Alternativas y soluciones desde una mirada diferente
- Fomento del emprendedurismo rural: en lugar de subsidiar estructuras estatales improductivas, deben canalizarse fondos hacia productores, cooperativas y agroemprendedores que apuesten al mercado.
- Participación público-privada: la presencia en exposiciones puede financiarse con aportes mixtos, reduciendo el costo fiscal y multiplicando el impacto comercial.
- Simplificación impositiva: provincias con menor presión tributaria al agro y a las PYMEs pueden recuperar competitividad y garantizar crecimiento real.
- Educación técnica y reconversión: formar a jóvenes en oficios rurales con salida laboral concreta genera arraigo y desarrollo sin asistencialismo.
- Federalismo productivo real: no se trata de que Nación envíe más dinero, sino de que las provincias recuperen autonomía fiscal y fomenten inversiones.
¿Para cuándo una política de Estado?
La Exposición Rural 2025 mostró, una vez más, que la Argentina productiva resiste, incluso cuando muchas provincias parecen haber renunciado a defenderla. Los que no estuvieron, perdieron visibilidad, mercados y oportunidades.
La verdadera salida está en menos relato, menos burocracia y más libertad para producir, fabricar y comerciar. Solo así el campo —motor histórico del país— podrá volver a traccionar el desarrollo federal que tanto se declama, pero poco se practica. Porque -al parecer- las únicas políticas de Estado en La Rioja son la improvisación y el resentimiento.-
