Los resultados correspondientes al total de aglomerados urbanos registraron que el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 31,6%; en estos residen el 42% de las personas. Dentro de este conjunto se distingue un 7,8% de hogares por debajo de la línea de indigencia, que incluyen al 10,5% de las personas.
Tales índices expresan que se encuentran 2.926.890 hogares por debajo de la línea de pobreza incluyendo a 12.000.998 personas y, dentro de ese conjunto, 720.678 hogares se encuentran por debajo de la línea de indigencia, e incluyen a 3.007.177 personas indigentes.
En términos de evolución, la pobreza no deja de aumentar agravada por la pandemia pero con medidas que no contrarrestan su avance. Así, la comparación interanual indica que crecieron ambos indicadores: los hogares pobres lo hicieron en 5,7 puntos porcentuales y las personas bajo la línea de pobreza, en 6,5 puntos porcentuales; mientras que los hogares indigentes aumentaron en 2,1 puntos porcentuales y las personas bajo la línea de indigencia, en 2,5 puntos porcentuales.
Sobre una población estimada en 47.000.000 de habitantes, casi 20 millones de personas no tuvieron ingresos suficientes para adquirir alimentación, pagar servicios básicos y comprar indumentaria.
Sobre ese número los indicadores relacionados con los grupos de edad expresan que la condición de pobreza afecta a personas de 0 a 14 años en un 57,7%, más de la mitad son niños y adolescentes.
Las regiones de mayor incidencia son el Gran Buenos Aires (GBA) y Noreste (NEA) y los aglomerados urbanos con mayor cantidad de población pobre fueron Gran Resistencia (53,6%), partidos del Gran Buenos Aires (51%), Concordia (49,5%), Gran Mendoza (44%), San Nicolás-Villa Constitución (43,6%) y Gran Tucumán-Tafí Viejo (43,5%).
El panorama es desolador y la proyección anual lejos de repuntar indica que la situación se agravará producto de la inflación que incide directamente sobre el acceso a la canasta básica de alimentos primer indicador de análisis.
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