La educación superior —que abarca tanto la universidad como la formación técnico-profesional y la del profesorado— es un pilar fundamental para el desarrollo económico, social y cultural de los países. En América, sin embargo, la situación educativa muestra contrastes profundos y persistentes, que reflejan desigualdades históricas y estructurales.
Jorge Brizuela Cáceres
El Federal Noticias

Este análisis aborda la evolución, los desafíos actuales y las propuestas necesarias para transformar la educación superiro en una verdadera herramienta de movilidad social, desarrollo humano y competitividad regional. Se basa en datos oficiales de organismos como la OCDE, UNESCO, y estadísticas nacionales, y en una mirada crítica sobre la herencia y el legado de la Reforma Universitaria de 1918 en Argentina.
Educación Superior en América: cifras y contrastes
Según los datos más recientes de la OCDE y la UNESCO, los países de América presentan tasas de graduación superiro que oscilan entre el 63% en Canadá y alrededor del 20-25% en varias naciones latinoamericanas. Este dato refleja la proporción de adultos entre 25 y 64 años que han completado estudios superiores, incluyendo universidades, programas técnicos y formación docente.
| País | Tasa educación superior completa (%) |
|---|---|
| Canadá | 63% |
| Estados Unidos | 50% |
| Cuba | ~46% (estimado) |
| Puerto Rico | 35% |
| Argentina | 24% |
| Chile | 31% |
| Uruguay | 30% |
| Colombia | 22% |
| Brasil | 21% |
| México | 21% |
| Perú | 23% |
| Venezuela | 21% (estimado) |
Estos números evidencian una brecha considerable entre Norteamérica y América Latina. Más aún, dentro de los países latinoamericanos, existen fuertes desigualdades internas según región, clase social, género y etnia.
El papel de la educación técnico-profesional
Un aspecto que suele subestimarse es el peso que tiene la educación técnico-profesional o no universitaria en la formación superior. En Canadá, por ejemplo, cerca del 26% de la población adulta tiene formación técnica (college), mientras que en Estados Unidos el porcentaje alcanza el 12%. En América Latina, la formación técnica es clave para atender la alta demanda laboral en sectores productivos y para reducir la informalidad, aunque su desarrollo y reconocimiento social es heterogéneo.
Herencia de la Reforma Universitaria

La Reforma Universitaria de 1918, surgida en Córdoba, fue un movimiento que marcó un antes y un después en la educación superior latinoamericana. Sus pilares —autonomía, democratización, acceso universal, calidad académica y vinculación social— aún inspiran debates y demandas.
- Autonomía y democracia universitaria: la Reforma exigió que las universidades fueran autónomas, independientes del control político y económico. También postuló la participación estudiantil y docente en el gobierno universitario. Sin embargo, en muchos países, la autonomía formal no se traduce en prácticas efectivas de participación democrática, y la gestión universitaria a menudo carece de transparencia, bajo el pretexto de la autonomía.
- Acceso y gratuidad: uno de los mayores legados de la Reforma fue el impulso a la educación pública, gratuita y para todos. Si bien algunos países como Argentina, Uruguay y Cuba mantienen sistemas públicos gratuitos, la desigualdad socioeconómica y la alta tasa de deserción limitan la equidad real. En otros países, la privatización creciente condiciona el acceso a la capacidad económica.
- Calidad y modernización académica: la Reforma también planteó la necesidad de modernizar planes de estudio y promover la investigación científica. Sin embargo, en América Latina la inversión insuficiente y la falta de articulación con el desarrollo productivo limitan la calidad y relevancia de la educación superior.
Desigualdades, brechas y desafíos de inclusión
| País1 | 1980 | 1990 | 2000 | 2010 | 2020 | 2023 |
|---|---|---|---|---|---|---|
| Canadá 🇨🇦 | 22% | 30% | 38% | 50% | 57% | 59.4% |
| EE.UU. 🇺🇸 | 23% | 30% | 36% | 44% | 47% | 48.3% |
| Cuba 🇨🇺 | 16% | 22% | 30% | 40% | 45% | 46% |
| Argentina 🇦🇷 | 11% | 14% | 20% | 28% | 36% | 38% |
| Chile 🇨🇱 | 8% | 11% | 18% | 27% | 33% | 35% |
| Uruguay 🇺🇾 | 10% | 13% | 18% | 25% | 29% | 30% |
| Colombia 🇨🇴 | 6% | 9% | 14% | 21% | 26% | 28% |
| Brasil 🇧🇷 | 5% | 8% | 13% | 20% | 25% | 27% |
| Costa Rica 🇨🇷 | 6% | 9% | 14% | 22% | 25% | 26% |
| México 🇲🇽 | 6% | 8% | 13% | 19% | 22% | 24% |
| Perú 🇵🇪 | 5% | 7% | 12% | 18% | 21% | 23% |
| Venezuela 🇻🇪 | 8% | 12% | 18% | 27% | 22% (*) | 21% |
| Puerto Rico 🇵🇷 | 14% | 20% | 25% | 31% | 34% | 35% |
El acceso a la educación superior en América Latina se ve atravesado por múltiples factores estructurales. Las personas de bajos ingresos, pueblos originarios, afrodescendientes y habitantes de zonas rurales enfrentan mayores barreras, lo que perpetúa la exclusión y limita la movilidad social.
Si bien ha habido avances en la equidad de género en la educación superior, en algunos países persisten brechas en determinadas carreras, especialmente en el llamado STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) o «ciencias duras». La educación técnica también enfrenta estigmas de género.
Países como Venezuela, Cuba y Nicaragua sufren la emigración masiva de profesionales formados, lo que afecta la capacidad de aprovechar la inversión educativa. La movilidad académica, en cambio, puede ser positiva cuando se articula con retornos y colaboración regional.
Educación y desarrollo productivo
Canadá ████████████████████████████████ 59%
EE.UU. ████████████████████████████ 48%
Cuba █████████████████████████ 46%
Argentina ██████████████████ 38%
Chile █████████████████ 35%
Puerto Rico █████████████████ 35%
Uruguay ███████████████ 30%
Colombia █████████████ 28%
Brasil █████████████ 27%
Costa Rica ████████████ 26%
México ███████████ 24%
Perú ██████████ 23%
Venezuela ██████████ 21%
Las economías con mayores tasas de educación superior suelen tener mayor productividad, innovación y diversificación económica. Esto se observa en Canadá y Estados Unidos, pero también en países que fortalecen la educación técnica.
La desconexión entre oferta educativa y mercado laboral genera desempleo o subempleo en jóvenes graduados. Es necesario mejorar la articulación mediante pasantías y programas duales.
En países con educación privatizada o con costos elevados, el endeudamiento es un problema social y económico que limita el acceso y genera cargas financieras por años.
La valoración social de la educación universitaria suele ser alta, pero la técnico-profesional y la docente sufre estigmas que limitan su desarrollo. Además, se requieren políticas que integren valores éticos, responsabilidad social y formación ciudadana para fortalecer el compromiso social.
Propuestas para transformar la educación superior en América
- Promover la competencia y calidad educativa: Evaluación independiente y acreditación transparente de universidades y centros técnicos. Incentivos para innovación pedagógica y tecnológica.
- Garantizar igualdad de oportunidades mediante apoyos focalizados: Becas y créditos con criterios de mérito y necesidad. Orientación vocacional y movilidad académica.
- Transparencia y participación democrática: Participación estudiantil y docente en gestión universitaria. Acceso público a información financiera y académica.
- Articulación con el mercado laboral: Programas duales, pasantías y alianzas público-privadas. Valoración social de la educación técnica.
- Formación integral y compromiso social: Contenidos de ética, civismo y responsabilidad. Programas de voluntariado y emprendimiento social.
Los tiempos que corren
¿Cuáles son los antagonismos entre estos los populismos en cuanto a la educación y la función social del Estado? Con Donald Trump y Javier Milei a la cabeza del populismo conservador, de derecha o mal denominado neoliberal lo ejemplifican dirigentes como: Jair Bolsonaro (Brasil), Ricardo Martinelli (Panamá), Guillermo Lasso (Ecuador), Luis Lacalle Pou (Uruguay) y Carlos Alvarado Quesada (Costa Rica). Por otra parte, con mandatarios como Nicolás Maduro, Daniel Ortega y el régimen cubano como paladines tenemos al populismo de izquierda, revindicatario y mal llamado progresista, que también conforman: Lula da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Cristina y Alberto Fernández (Argentina), José Mujica (Uruguay), Rafael Correa (Ecuador) y Gustavo Petro (Colombia).
| Populismo de derecha o conservador | Populismo de izquierda o progresista |
| Reducción del gasto público y austeridad fiscal. | Incremento del gasto público social y educativo. |
| Privatización y promoción del mercado como solución a problemas sociales. | Fortalecimiento de la educación pública y garantía de gratuidad. |
| Desregulación y menor control estatal en educación y servicios sociales. | Mayor regulación estatal para asegurar calidad y equidad. |
| Enfoques conservadores en lo social, con menor énfasis en políticas inclusivas. | Políticas inclusivas para reducir brechas étnicas, de género y socioeconómicas. |
| Fomento de la competencia y la eficiencia en la gestión pública y privada. | Fomento de la participación democrática en las instituciones educativas. |
Ante todas estas polémicas y conflictos, podemos entender que:
- No hay soluciones mágicas ni modelos únicos: cada país parte de realidades históricas, culturales y económicas distintas.
- El acceso a la educación superior creció en América Latina, pero la calidad, permanencia y equidad siguen siendo desafíos pendientes.
- El rol del Estado continúa siendo clave, especialmente en contextos de alta desigualdad, pero debe combinarse con control ciudadano, eficiencia administrativa y apertura a la innovación.
- La inclusión real no se logra solo con gratuidad, sino también con políticas activas de permanencia, orientación, articulación con el trabajo y respeto por la diversidad.
América necesita una tercera vía pragmática que supere el falso dilema entre “todo Estado” y “todo mercado”: Un modelo que combine inversión pública sostenida, diversidad de ofertas educativas, autonomía institucional, responsabilidad individual, y vinculación real con la comunidad y el mundo del trabajo.
La educación superior en América es un espejo de las desigualdades sociales y económicas, pero también una gran oportunidad para construir sociedades más justas y competitivas. La herencia de la Reforma Universitaria de 1918 nos recuerda que el acceso, la autonomía y la calidad siguen siendo metas a conquistar. Con políticas públicas enfocadas en la inclusión, la calidad y la transparencia, y con un compromiso renovado de todos los actores sociales, es posible transformar la educación superior en un motor de progreso para toda América.
La educación superior en América no necesita mesías ni recetas mágicas: necesita coherencia, visión de largo plazo y un compromiso real con la igualdad de oportunidades. Ni la mercantilización brutal ni el estatismo ciego han resuelto los problemas estructurales de acceso, calidad y sentido social. Mientras algunos gobiernos recortan hasta los cimientos con la excusa de la libertad, otros han confundido inclusión con burocracia o con control político disfrazado de justicia.
En este escenario, urge abandonar el péndulo ideológico y construir un camino propio, que combine libertad y responsabilidad, mérito y acompañamiento, autonomía institucional y control ciudadano. Porque una sociedad que no invierte en su inteligencia colectiva —con eficiencia, con honestidad, con coraje— está condenada a la dependencia y a la desigualdad eterna.
La universidad, las tecnicaturas, los profesorados, no son territorios para ajustes ciegos ni trincheras partidarias: son espacios donde se juega el futuro de América. Y en ese juego, no hay reforma posible sin coraje intelectual, sin justicia concreta, sin verdades incómodas.
«Los dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan».
Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria (Córdoba, Argentina – 1918)
Los datos anteriores a 2000 son escasos para varios países de América Latina. Se emplean estimaciones reconstruidas a partir de censos nacionales, UNESCO, OCDE y CEPAL. Los valores están redondeados y armonizados para facilitar la comparación.
