
En sus subjetividades, en sus prácticas individuales y sociales, así como en la virtualidad y el flujo de interacciones simbólicas de mensajes e imágenes con una velocidad que nos desacomoda. Sin querer o queriendo nos encontramos, tenemos que encontrarnos, nos desafía el encuentro.
Una forma de acercarse es desactivando etiquetas sobre esos adolescentes que creemos ensimismados, atentos solo a la imagen, despojados, sin intereses propios. Encontrarlos atentos a lo que sucede, en proyectos personales y en acciones solidarias de una generación que busca su camino.
Lucila y Guadalupe son jóvenes de este tiempo que entre tanto ruido, cambios, ambigüedades y crisis nos permiten vivenciar coordenadas de lo posible, de aquello que nos anima.
Lucila Cabral, estudiante en la Universidad de la Patagonia con sede en Trelew.
«Estudio Letras o estudiaba. No sé bien como definirlo, esta Pandemia nos atravesó a todos de distinta manera. A mi me pegó por ese lado. Volví a casa y me desconecté totalmente de lo que creo un año perdido. Mientras sigo trabajando a lo lejos en una Feria solidaria, ayudando y conociendo otras realidades constantemente».
Cuenta cómo llegó a la Feria Solidaria de Trelew, organización civil que desde la solidaridad aporta su granito de arena en un trabajo sin fines de lucro.
«Pasé un día y compré un pañuelo. Justo en esos días hubo un caso en mi pueblo de unos nenes que necesitaban ayuda y me puse en contacto con Mirta, referente de la Feria, y me contaron el trabajo que llevaban adelante.
Tiempo después me enteré que una amiga trabajaba en el grupo y me sume a la iniciativa. Me acompañaron mucho cuando dejé la Residencia para alquilar con otras compañeras.
Es una actividad no solo por el otro sino por uno mismo. Entender la vida de otra manera, definir quien quiero ser y que quiero dejar en los demás y sobretodo en los míos. Muchos se ríen y preguntan ¿por qué regalas tantas cosas?.
En parte se debe a la esencia, los valores y toda la enseñanza de Marcia, mi mamá. Siempre nos inculcó que todo lo que no se usa a otro le sirve, que es necesario ayudar y que todo lo bueno, vuelve».

Guadalupe Roberts tiene 16 años y es de Colan Conhué, un paraje muy pequeño del interior de Chubut. Actualmente vive en Esquel y está en 5º año de secundaria cursando la orientación en comunicación social.
Fue elegida Reina del Calafate en un contexto donde se discute el rol de la Mujer, el género como construcción social y el feminismo en esa lucha diaria que se evidencia en los casos de violencia como una realidad de las más descarnadas que nos toca enfrentar.
«Con muchas discusiones conmigo misma decidí presentarme con la idea de otro tipo de Reina. Aquella que trabaja en el campo, la que es del pueblo, la que genera iniciativas para su desarrollo, la de bombacha y alpargatas. Como mujeres somos capaces de romper con cada regla impuesta, con carácter, con sueños, sin un cuerpo hegemónico, somos mapuches, somos galesas, de distintas culturas, distintas ideologías, somos superación», cuenta Guadalupe entusiasmada con su reinado.
Para el día del niño acompañó el festejo en la localidad de Tecka con una campaña de juguetes en conjunto con la Reina del Caballo de Gobernador Costa, no sin generar polémica con el poder político que en algunos casos, no mira con muy buenos ojos cuando los jóvenes evidencian su propia impronta.

Guada quiere estudiar periodismo. «Para mostrar otras realidades, historias ocultas del pueblo, generar empatía, dar la oportunidad a todos de ser visibles, que el silencio no sea parte».
Y además hace fotografía desde muy pequeña, » mostrando el trabajo rural, las costumbres del pueblo, las vivencias que se reflejan en los rostros».

Guada y Lucila intervienen sobre lo colectivo, con sentido solidario.
Somos de otro tiempo pero nos toca compartir este, mediado por nuevas construcciones y regulaciones sobre ser adolescente, sus vivencias, como viven el género, la actualidad, los cruces generacionales, el amor, la sexualidad, la escuela, nuestras luchas y las de ellos, el futuro.
Son presente y son futuro. Hoy 26 de agosto son solidaridad y el reencuentro con la esperanza. Sentir que no todo está perdido, que hay posibilidades para proyectar lo que vendrá, un poco más animados.
¡Feliz día!
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