
BUENOS AIRES.- A 120 días del inicio de la cuarentena decretada por el Gobierno Nacional, la economía es la principal preocupación de los argentinos, basada en el cierre de comercios, el desempleo, la inflación y esto obligó al Gobierno Nacional a flexibilizar la cuarentena aún cuando se detectan miles de casos nuevos de coronavirus todos los días.
Por primera vez, la preocupación por la economía superó al temor a la peste china.
Frente a la pregunta: ¿Qué le preocupa más: el coronavirus o su situación económica? Los relevamientos indicaron que el 48,7% respondió por el lado económico, mientras que el 46,9% siguió afirmando que le preocupa más el coronavirus.
Las voces están divididas pero los indicadores económicos están marcando la agenda y la exigencia de medidas para enfrentar los escenarios post-pandemia.
Los pronósticos para toda la región son malísimos. Este año se espera una caída de 9,2%. Pero el año que viene la mejora será de apenas 3,9%. O sea que ni siquiera se llegará a recuperar la mitad de la pérdida generada por la cuarentena. En el caso argentino, el panorama es parecido: caída de 9,9%, con una mejora de casi 4% en 2021, es decir casi igual que el promedio de la región, según datos del FMI.
Se suma un déficit fiscal primario que superaría el récord de 7% del PBI, ante la necesidad de prolongar los programas de ayuda para el pago de salarios y de asistencia a los sectores más vulnerables, por ejemplo la continuidad de una tercera etapa de los $10.000 del IFE, Ingreso Familiar de Emergencia.
A medida que aumentó la preocupación por la economía también fue ganando fuerza la idea de flexibilizar la cuarentena, postura que se evidenció en la Marcha del 9 de Julio que lejos de ser «anti-cuarentena», manifestó con contundencia, múltiples consignas entre ellas la necesidad de trabajar y perfilar escenarios de la «nueva normalidad».
En tal sentido, durante los últimos días el análisis de los medios y del propio gobierno se relacionó con los efectos económicos que sufrirá el país y los distintos sectores productivos y comerciales.
Las encuestas también indican una caída en la imagen presidencial que había sido de gran respaldo en el comienzo de las medidas para enfrentar el Covid-1, pero que se fue modificando con la extensión de la cuarentena, adjudicando responsabilidad en factores como la inflación, mayor desempleo y aumento de la pobreza.
El programa de re-activación económica se desconoce y las medidas de corte social llegan solo a ciertos sectores.
La última semana se manifestaron en todo el país actores asociados al Turismo, con un impacto de 650.000 puestos de trabajo en suspenso.
La dicotomía salud y economía comenzó a mostrar quiebres que indican que la ciudadanía está preocupada frente a lo que vendrá.
La economía del país venía golpeada por lo que el panorama es complejo.
La desconfianza, la falta de inversiones asociada a una negociación de la deuda que se encuentra frenada, el aumento de la inflación, la emisión monetaria como alternativa y la profunda recesión ya están evidenciando «alertas» que se hacen escuchar.
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