Las peleas electorales pueden empantanar el repentino camino de diálogo que abrió la Casa Rosada luego de la rotunda derrota en la provincia de Buenos Aires.

El éxito o no de la gestión de Lisandro Catalán al frente del Ministerio del Interior y a cargo de la relación con los gobernadores estará marcado por el margen de acción que tenga.
Catalán, que se autopercibe dialoguista, construyó una relación institucional con varios gobernadores de la Argentina. Primero desde su rol como secretario del Interior y luego como vicejefe de Gabinete del Interior, segundo de Guillermo Francos.
El principal problema de esa relación es que los jefes provinciales acordaban determinadas cuestiones con Francos y con Catalán que luego no pasaban el filtro del presidente Javier Milei. Esa situación, sumado a las exigencias libertarias para acordar listas de diputados y senadores nacionales, dinamitaron los puentes entre la Casa Rosada y los gobernadores. Y en ese escenario, la cercanía de las elecciones terminaron de separar las aguas.
De los gobernadores ex Juntos por el Cambio, sólo Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco), Jorge Macri (Buenos Aires) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) compartirán listas con los libertarios. Fueron los únicos que aceptaron la imposición de Karina Milei y cedieron el protagonismo al color morado.
Gustavo Valdés, de Corrientes, tenía que revalidar en su provincia y no quiso sumirse a los deseos de Karina Milei y compitió en soledad contra los libertarios y contra su antecesor, Ricardo Colombi. Ganó con más del 52 por ciento de los votos. Valdés se inscribe en un movimiento que se está gestando junto a otros mandatarios que no comulgan ni con el kirchnerismo ni con los libertarios. Dentro de Provincias Unidas están Carlos Sadir (Jujuy), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Martín Llaryora (Córdoba).
Rolando Figueroa (Neuquén), , Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis) aún no tomaron partida por ningún bando específico. Al menos, no publicamente.
Para la Casa Rosada, la relación con los gobernadores peronistas no tiene solución, ni habrá margen de acercamientos. Axel Kicillof viene envalentonado por la paliza que le dio el domingo en provincia de Buenos Aires no comparte nada con la política que lleva adelante Milei. Cerca de él están Ricardo Quintela (La Rioja), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Alberto Weretilnek, de Río Negro, proviene de un espacio provincial pero suele votar en consonancia con Fuerza Patria.
La gran duda es qué harán los gobernadores que hasta ahora fueron dialoguistas y fueron funcionales en el Congreso a varias normas impulsadas por el mileismo: Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalaqua (Misiones).
Este sector es el que apunta a seducir Catalán desde su nuevo rol. Pero el problema es que puede llegar a acordar algunos temas de gestión, pero si los éxitos de la gestión macroeconómica no llegan al bolsillo de la gente, el 26 de octubre Milei volverá a sufrir un nuevo traspié en las urnas.