La creencia de que la elección estaba ganada por el fracaso de la gestión de Alberto Fernández motivó el fracaso de acuerdos políticos con otros dirigentes de la oposición.

Los errores en política se pagan caro. Si alguna enseñanza dejó a Juntos por el Cambio la derrota de 2019 era que la ampliación de la coalición opositora se tornaba una necesidad si querían volver a conducir los destinos del país.
El pésimo gobierno de Alberto Fernández quizá les hizo presumir que Juntos por el Cambio llegaría nuevamente a la Casa Rosada sin demasiadas exigencias. La miopía política les impidió ver y analizar los distintos escenarios posibles, sumado a la soberbia de creer que ya se ganó y a la mezquindad a la hora de tender puentes con otros dirigentes opositores al kirchnerismo.
Primero, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, evitó la inclusión de Javier Milei en el armado opositor, como insinuaban Mauricio Macri y Patricia Bullrich. El pase de dirigentes libertarios hacia Juntos por el Cambio, como José Luis Espert, no le hicieron daño al excéntrico economista que logró un lugar en el ballotage. Luego, entre Macri y Bullrich vetaron la incorporación del gobernador cordobés, Juan Schiaretti. Así, la coalición opositora repitió casi los mismos nombres de 2019. Cero ampliación. Primer error.
La interna entre Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich espantó a parte del electorado cambiemita. La irrupción de Javier Milei como «el cambio», con un discurso «anti casta política» fue una competencia dura para la alianza opositora. Ni la asociación entre Milei y el sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo ni la superpoblación de dirigentes massistas en las listas de La Libertad Avanza lograron opacar la performance libertaria. Segundo error.
A diferencia de 2015 cuando Macri ganó las elecciones, en esta campaña Juntos por el Cambio perdió la mística de entonces. No hubo cercanía con la gente y fallaron en la estrategia. Ni siquiera el termómetro de las PASO pudo ayudar a Jxc a poner el GPS que los condujera hacia el ballotage.
Ahora el debate pasará por qué hacer ahora. ¿Se pronunciarán en favor de alguno de los dos candidatos presidenciales que quedan en carrera?
De antemano ya se sabía que un sector del radicalismo jugó en favor de Massa. Si el ala dura de Jxc se pronuncia en favor de Milei probablemente marque una ruptura. En ese caso, deberá surgir un nuevo liderazgo que pueda reconstruir una oposición desde las cenizas.