El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, mostró su desacuerdo respecto a la decisión de Tierra del Fuego de prohibir las salmoneras en el Canal Beagle. La ley que prohíbe la cría de salmones a gran escala sancionada por unanimidad en la legislatura de Tierra del Fuego fue producto de una demanda social muy fuerte.

BUENOS AIRES.- «No me parece bueno prohibir una actividad. Hay que regularla, tener muchísimos controles ambientales», afirmó Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo de Nación, a pesar de que la iniciativa resultó «histórica» porque «se trata del primer país del mundo en legislar contra esta actividad nociva para el medio ambiente».
La ley que prohíbe la cría de salmones a gran escala sancionada por unanimidad en la legislatura de Tierra del Fuego fue producto de una demanda social muy fuerte en la provincia fueguina desde que se instaló en 2018 la posibilidad de colocar salmoneras en el Canal de Beagle.
El principal argumento a favor de su promulgación tiene que ver con que el salmón es una especie exótica cuyo desarrollo genera impactos ambientales que incluso son contradictorios con las actividades económicas dentro del proyecto de desarrollo de la provincia.
«Hay un proyecto productivo que es contradictorio con las consecuencias ambientales que genera la salmonicultura. La provincia está apostando al desarrollo del mejillón y la centolla, que además son especies nativas del Canal de Beagle. También con el turismo», explica en diálogo con Página 12 el economista Juan Ignacio García, secretario de Industria de la provincia de Tierra del Fuego.
“Se trata de ver con qué actividades compite y cuáles son los escenarios alternativos que tenemos. Elegimos una estrategia diferente porque es más redituable desde lo ambiental y económico y consistente con una demanda social que en la provincia es fuertísima. Hay un análisis simplista que evalúa esta actividad como si se pudiera desarrollar sin tener en cuenta el resto de las actividades”, agrega García.
