Literalmente la provincia hace agua por todas partes, pero el gobernador Ricardo Quintela solo atina a señalar con su dedo acusador al presidente Javier Milei, pese a que la provincia a sido gobernada por el justicialismo desde 1983 ininterrumpidamente, e incluso antes de la dictadura por Carlos Menem. Causas y consecuencias del peronismo explícito.
Jorge Brizuela Cáceres
El Federal Noticias

Sequías, inundaciones y tormentas en los últimos meses
En los últimos meses, la provincia de La Rioja ha sufrido una serie de fenómenos climáticos extremos, que van desde sequías prolongadas hasta fuertes tormentas e inundaciones repentinas. Estos eventos han generado daños significativos en la infraestructura, el sector productivo y la vida cotidiana de los riojanos.
Desde finales de 2023, La Rioja ha experimentado una grave sequía que afecta principalmente al sector agropecuario. Se estima que más de 1.100.000 hectáreas, especialmente en la zona de Los Llanos y el departamento Capital, están bajo condiciones de sequía extrema.
Este déficit hídrico ha provocado la reducción de pasturas naturales, afectando la cría de ganado bovino y caprino. Muchos productores se han visto obligados a vender sus animales debido a la falta de agua y forraje. Además, la producción de cultivos tradicionales de la provincia, como el olivo y la vid, ha sufrido pérdidas considerables por el estrés hídrico.
El gobierno provincial ha solicitado asistencia a la Nación para mitigar los efectos de la sequía, incluyendo subsidios para productores y programas de perforación de pozos de agua. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica.
A pesar de la sequía persistente, en enero y febrero de 2025, intensas tormentas azotaron la provincia. En la ciudad de La Rioja, fuertes lluvias, ráfagas de viento y caída de granizo provocaron la voladura de techos, anegamientos de calles y daños en la red eléctrica. Se reportaron más de 200 postes caídos y cortes prolongados de energía en varios barrios.
En el interior de la provincia, localidades como Patquía, Chamical y Aimogasta también sufrieron el impacto del temporal, con familias evacuadas y pérdidas materiales en viviendas y comercios. En algunas zonas, las lluvias torrenciales en cortos períodos de tiempo provocaron el desborde de canales y arroyos secos, generando inundaciones repentinas.
Planificación y gestión de emergencias
Ante la combinación de sequías e inundaciones, los especialistas destacan la necesidad de mejorar la infraestructura hídrica y urbana de la provincia. Algunas medidas propuestas por profesionales agrónomos y en recursos recursos naturales renovables para zonas áridas, incluyen la reforestación y conservación de suelos para reducir la erosión y mejorar la absorción del agua, y planes de asistencia a productores agropecuarios para enfrentar la crisis hídrica y climática.
En cuanto al ámbito urbano, algunos consejos de arquitectos, ingenieros y urbanistas son el fortalecimiento de la infraestructura eléctrica (que correspondería a la empresa provincial EDELAR SA), procediendo al enterramiento de cables en zonas críticas para reducir la vulnerabilidad de la red eléctrica a fuertes vientos y tormentas; mejorar el mantenimiento y refuerzo de postes y tendidos (no postes de madera), con el uso de materiales más resistentes y estructuras reforzadas para soportar condiciones climáticas extremas, y el diseño de planes de emergencia para el restablecimiento rápido del servicio, con equipos especializados y recursos listos para actuar ante cortes de energía.
Desde 2020 se desarrolla la obra de Renovación Urbana del Área Central y Desagües Pluviales de La Rioja, con un costo aproximado de 2.200 millones de pesos, que se prevee terminar para 2026, aunque el avance apenas alcanza al 50%. Con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, la obra es llevada adelante por las empresas Bosetti y Cía. SA (La Rioja) y Niro Construcciones SA (Ciudad de Buenos Aires). Esta obra debería dedicarse a mejoras en la infraestructura urbana y drenaje, la ampliación y mantenimiento del sistema de desagües pluviales, para evitar anegamientos y mejorar la absorción del agua en la ciudad. También debe prever la construcción y aprovechamiento de reservorios y canales de drenaje (Río Tajamar) en puntos estratégicos, para captar y redirigir el agua de lluvias intensas. Entre otros cambios deben usarse pavimentos permeables, para disminuir la escorrentía y mejorar la filtración del agua en calles y veredas.
En coordinación con los municipios debe procederse a la protección de viviendas y edificios, mediante la regulación y control en la construcción, para el uso de materiales resistentes al viento y el refuerzo de techos y estructuras en viviendas vulnerables. Los profesionales recomiendan un programa de mejoramiento habitacional que ayude a familias en zonas de riesgo a reforzar sus hogares con subsidios o créditos (al estilo del PROMEBA). También debe coordinarse el sistema de alertas y construirse o adaptarse refugios temporales, que sean espacios seguros para personas afectadas por daños en sus viviendas.
En cuanto a las inclemencias climáticas, debe reforzarse el sistema de monitoreo y alerta temprana, en coordinación con el Servicio Meteorológico Nacional. Para esto es necesario aprovechar el sistema de alerta meteorológica, difundir la información preventiva con campañas en medios de difusión y redes sociales para educar a la población sobre qué hacer antes, durante y después de una tormenta, y realizar simulacros de emergencia, que sirvan de entrenamiento para la comunidad y los servicios de emergencia ante fenómenos meteorológicos extremos.
Algo que han reclamado durante décadas los organismos especializados y también varios centros vecinales es la protección ambiental y reforestación, con planes de reforestación urbana y rural que incluyan la plantación de árboles en puntos estratégicos para reducir el impacto del viento y mejorar la absorción del agua de lluvia. Es imprescindible que el Área de Ambiente se dedique a evitar la deforestación y expansión urbana descontrolada, preservando zonas naturales que actúen como barreras contra las tormentas.
Si bien no es posible evitar completamente los efectos de las tormentas, una planificación integral y medidas preventivas bien ejecutadas pueden reducir significativamente los daños y proteger a la población. La situación en La Rioja refleja los efectos del cambio climático en la región y la necesidad de políticas públicas integrales para mitigar sus impactos. Mientras tanto, los habitantes siguen enfrentando las consecuencias de un clima cada vez más impredecible.
Default: ¿qué hicieron con la plata?
En los últimos meses, la provincia de La Rioja, Argentina, ha enfrentado una compleja situación financiera debido al incumplimiento de pagos de su deuda externa. Este escenario ha generado repercusiones tanto a nivel local como internacional, afectando la economía provincial y su relación con los acreedores.
La crisis financiera de La Rioja se ha profundizado con el incumplimiento de pagos de su deuda externa. En febrero de 2024, la provincia dejó de abonar un vencimiento de 26 millones de dólares correspondiente a un bono destinado a financiar el Parque Eólico Arauco. Este incumplimiento inicial marcó el comienzo de una serie de impagos que han llevado a la provincia a una situación de default prolongado. En agosto de 2024, se produjo un segundo incumplimiento por un monto similar, lo que agravó la posición financiera de la provincia y generó tensiones con los acreedores internacionales.
En septiembre de 2021, La Rioja había logrado reestructurar su deuda con una aceptación del 98,61% por parte de los acreedores, buscando aliviar la carga financiera y extender los plazos de pago. Sin embargo, los posteriores incumplimientos de 2024 socavaron la confianza de los inversores y llevaron a acciones legales en tribunales internacionales. En septiembre de 2024, la justicia de Estados Unidos falló en contra de la provincia, ordenando el pago de casi 40 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios a los bonistas afectados por los impagos. Este fallo judicial no solo incrementó la deuda total de La Rioja, sino que también deterioró su reputación en los mercados financieros internacionales.
La situación de default ha tenido repercusiones significativas en la economía de La Rioja. La falta de acceso a financiamiento externo ha limitado la capacidad de inversión en infraestructura y servicios públicos, afectando el desarrollo económico y social de la provincia. En un intento por mitigar los efectos de la crisis financiera, el gobierno provincial recurrió a la emisión de cuasimonedas (Chachos) en 2024 para cumplir con obligaciones internas y mantener en funcionamiento la administración pública. No obstante, estas medidas han sido insuficientes para resolver los problemas estructurales de la deuda y han generado incertidumbre entre los habitantes y los actores económicos locales.
La provincia de La Rioja enfrenta el desafío de restaurar su credibilidad financiera y renegociar los términos de su deuda con los acreedores. Para ello, será fundamental implementar políticas fiscales responsables, fomentar la transparencia en la gestión de los recursos y buscar alternativas de financiamiento que permitan reactivar la economía provincial. La resolución de la crisis de deuda no solo es crucial para el bienestar económico de La Rioja, sino también para su reputación en el ámbito financiero nacional e internacional.
El default de La Rioja se podría haber evitado con una planificación financiera más prudente, un control del gasto más eficiente y una gestión de deuda más responsable. En el futuro, la clave será evitar la toma de deuda sin respaldo productivo y buscar modelos de desarrollo que fortalezcan la autonomía financiera de la provincia.
Causas comunes
Ambos casos reflejan un problema recurrente de los populismos demagógicos en sus diversas facetas, como liderazgos fuertes y carismáticos, un discurso que enfrenta al «pueblo» contra una «élite corrupta», y políticas orientadas a ampliar la base de apoyo popular, a veces con medidas económicas poco sostenibles. Este estilo deriva en exageraciones o mentiras para ganar apoyo, promesas de soluciones simples a problemas complejos (soluciones mágicas) y el uso del miedo o la esperanza para movilizar masas sin una base racional.
No hay busca de la verdad mediante diagnósticos y evaluaciones científicas, no hay determinación de objetivos realizables, ni diseño de estrategias sustentables, y mucho menos una planificación estratégica racional y una gestión ajustada a los principios republicanos y democráticos. El resultado, 40 años después, es inevitable.-