Una vecina del barrio Diagonal Norte relató cómo su vida estuvo marcada por enfermedades desde la infancia, el diagnóstico de discapacidad de su hija y los riesgos de convivir frente a un transformador eléctrico sin mantenimiento. Una víctima más de EDET y Transnoa.

TUCUMAN.- Una vecina del barrio Diagonal Norte relató cómo su vida estuvo marcada por enfermedades desde la infancia, el diagnóstico de discapacidad de su hija y los riesgos de convivir frente a un transformador eléctrico sin mantenimiento. Una víctima más de EDET y Transnoa.
Emilse Barrionuevo recuerda que los dolores comenzaron cuando apenas era una niña. «Desde que tengo noción me dolían mucho los huesos», relató. A los 13 años recibió el diagnóstico de artritis reumatoide y síndrome nefrótico, lo que derivó en un tratamiento prolongado en el Hospital Garrahan.
Las secuelas marcaron su día a día: deformaciones óseas, limitaciones para trabajar y la obligación de mantener una estricta dieta sin sal. Además, las infecciones urinarias recurrentes condicionan su vida cotidiana.
«Vivimos con miedo»: el duro testimonio de Emilse sobre enfermedad, discapacidad y un transformador en su barrio
«Era constante el dolor, me decían que era por el crecimiento, pero ya no era normal. No puedo estar tranquila en la calle porque necesito ir todo el tiempo al baño», explicó.
La lucha de una madre
La adversidad no terminó allí. Emilse contó que su hija, desde los primeros años de escolaridad, comenzó a presentar dificultades y finalmente fue diagnosticada con retraso mental leve.
«Como mamá no quería asimilarlo. Me lo dijeron cuando empezó la secundaria, y desde entonces todo fue más difícil», confesó con angustia.
Un transformador que preocupa al barrio
Como si todo esto no fuera suficiente, su familia vive frente a un transformador eléctrico que, según denuncia, nunca recibió mantenimiento. El aparato está ubicado en la vereda de una vecina, al lado de una plaza a la que asisten diariamente los niños del barrio.
«Estamos corriendo riesgos yo y mi familia. Mis hijos van a la plaza y se contaminan todos los días. Si tuviera a las autoridades enfrente les diría que me lo saquen», advirtió.
El temor mayor de Emilse es que la exposición a ese transformador empeore la salud de sus hijos, ya de por sí frágil. «Lo que más miedo me da es que se empeoren del diagnóstico que tienen», concluyó.
Fuente: Enterate Noticias