Las críticas no sólo recaen sobre las empresas eléctricas, sino también sobre las autoridades provinciales, acusadas de mirar para otro lado. Vecinos aseguran que sus reclamos fueron sistemáticamente ignorados, y que incluso hubo intentos de ocultar la magnitud del daño.

TUCUMAN.- Vecinos del barrio Los Pocitos, en Tafí Viejo, denuncian una grave situación de contaminación ambiental que involucra a las empresas EDET y Transnoa. Afirman haber estado expuestos durante años a aceites tóxicos filtrados por transformadores eléctricos defectuosos instalados en la zona, y apuntan contra la complicidad estatal y el silencio de las autoridades.
“Nos envenenaron durante años y nadie hizo nada. Recién ahora nos animamos a hablar”, dijo a El Avispero una vecina que prefiere mantenerse en el anonimato.
Los testimonios se multiplican. Familias enteras relatan haber sufrido enfermedades crónicas como cáncer, afecciones respiratorias, problemas en la piel y síntomas neurológicos que atribuyen a la exposición prolongada a PCBs (bifenilos policlorados), sustancias altamente peligrosas que, por ley, debían haber sido retiradas hace años.
Denuncias de encubrimiento y abandono
Las críticas no sólo recaen sobre las empresas eléctricas, sino también sobre las autoridades provinciales, acusadas de mirar para otro lado. Vecinos aseguran que sus reclamos fueron sistemáticamente ignorados, y que incluso hubo intentos de ocultar la magnitud del daño.
“Cuando llovía, el aceite se filtraba y entraba a nuestras casas. Nadie nos escuchó”, relata otro habitante de la zona.
A esto se suma una denuncia aún más preocupante: muchas de las evidencias habrían sido manipuladas o eliminadas tras el retiro de algunos transformadores, lo que alimenta las sospechas de encubrimiento.
Un reclamo por justicia y salud
Organizaciones ambientales y referentes sociales de Tafí Viejo acompañan el reclamo vecinal y exigen que se realicen estudios ambientales y médicos urgentes en la zona. Además, piden que la Justicia avance con una investigación a fondo para determinar responsabilidades tanto empresariales como estatales.
Detrás de este drama ambiental, asoma una historia de desidia, falta de control y negocios por encima de la salud de la gente.
“Vivimos envenenados, y recién ahora nos animamos a contarlo”, repiten los vecinos, mientras esperan que esta vez, por fin, alguien escuche.