La titular del PRO, Patricia Bullrich, se refirió al banderazo en contra del gobierno y le contestó al actual titular de la cartera de Defensa Agustín Rossi que más temprano había vinculado en Twitter la protesta con una «derecha que pierde elecciones» y «quiere obtener el poder por otros medios», mensaje que luego fue replicado por el presidente Alberto Fernández.
«Esta es una movilización ciudadana, y nosotros somos parte de los valores y de la democracia. Y hemos sacado el 41% de los votos. Y muchas cosas que hizo el gobierno hacen que hoy la gente se movilice, como la idea de la vicepresidenta de querer obtener la impunidad. Nosotros creemos que no corresponde que se movilicen a su domicilio, por eso las movilizaciones de hoy se hacen en lugares públicos», expresó Bullrich en el canal LN+.
Sobre la protesta de un grupo de manifestantes frente al domicilio de la vicepresidenta Cristina Kirchner, motivo de enojo de Rossi, Bullrich sostuvo que «si hay un pequeño grupo que va a un lugar, hay miles que van a las plazas. No leí el tuit, pero no me llama la atención que insulten, o que usen palabras inadecuadas. Nosotros defendemos valores y no tenemos la palabra fácil del insulto en la punta de la boca».
Más adelante, la exministra continuó con su visión sobre la movilización: «La Quinta de Olivos es un lugar público y creo que es una forma de que la sociedad se haga escuchar, como lo hace en el Obelisco, el Patio Olmos de Córdoba, o en el monumento a la Bandera de Rosario y otros puntos del país. La reacción del oficialismo es un intento de intentar desviar las consignas de la marcha. No queremos impunidad, no queremos una justicia del poder, queremos que el país se ponga en marcha y pueda trabajar. Está repleto de sueños perdidos y nos da mucha pena. En lugar de preocuparse tanto por la marcha, hay que pensar en que no haya impunidad. Que se ocupe el Presidente de los problemas de la sociedad. Ahí verá que la gente estará mucho más presente en el día a día de la vida».
Bullrich relató que estuvo acompañada por el bailarín Maximiliano Guerra en los alrededores del Teatro Colón, donde pudo comprobar «la dura situación de la gente que trabaja en los teatros y la actividad de la zona, como los bares y restaurantes».
Fuente La Nación
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