
El Gobierno de China ordenó el cierre del consulado de Estados Unidos en la ciudad de Chengdu, en el centro del gigante asiático, luego de que Estados Unidos hiciera lo propio con el de Houston, en medio de una escalada de tensión sin precedentes entre las dos potencias.
Washington acusó al consulado chino en Houston de ser «un centro de espionaje» y de «robo de propiedad intelectual».
En tanto, China asegura que diplomáticos destinados en Chengdu han «injerido» en asuntos internos del país anfitrión y han llevado a cabo «actividades no acordes con la descripción» de sus puestos.
Las condiciones del cierre serán idénticas: 72 horas para cesar las actividades, un mes para la marcha de los diplomáticos.
China señalo que su proceder «se ajusta a las normas básicas de las relaciones internacionales y las prácticas diplomáticas acostumbradas», y es «una respuesta legítima y necesaria a la medida injustificada de Estados Unidos».
En cambio, opina, la decisión original de Washington es una «provocación unilateral» que «viola las normas básicas de las relaciones internacionales» y «perjudica gravemente las relaciones China-Estados Unidos».
«La situación actual de las relaciones chino-estadounidenses no se corresponde con los deseos de China, y Estados Unidos es totalmente responsable de ello», expresó el gobierno de la potencia asiática.
¿Por que surgió la tensión entre China y Estados Unidos?
Hay varias razones por las que se enfrentan ambos países en las últimas semanas.
Primero, funcionarios estadounidenses responsabilizaron a China por la propagación global del coronavirus.
En concreto, el presidente Trump alegó que el virus se originó en un laboratorio chino, a pesar de que sus propios agentes de inteligencia han dicho que éste «no fue creado por el hombre ni modificado genéticamente».
Trump repetidamente se ha referido al coronavirus como «el virus chino».
Ambos países también están en una guerra de aranceles desde 2018.

Desde hace tiempo Trump acusa a China de prácticas comerciales injustas y robo de propiedad intelectual, si bien esa creciente enemistad se percibe en Pekín como un intento de EE.UU. de frenar su ascenso como potencial económica global.
Washington también impuso sanciones a políticos chinos que, asegura, son responsables de violaciones de derechos humanos contra las minorías musulmanas en la región occidental de Xinjiang.
Pekín niega las acusaciones y culpa a Estados Unidos de «grave interferencia» en sus asuntos internos.
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