CORDOBA. Es por demás preocupante la situación por la que está pasando actualmente la Policía de la Provincia de Córdoba, y que para demostrar a la sociedad que se tiene un control sobre los efectivos y que se trabaja en pos de la sociedad es que se toman medidas que lejos están de ser útiles en lo que respecta a la prevención, cese o investigación del delito.
Dentro de la misma institución hay una dirección general que se encuentra totalmente partida, quebrada, en donde hay miembros que trabajan dedicándole mucho tiempo a la labor que la sociedad le exige y para la que se ingresó a la fuerza, mientras que existe otro grupo que hace todo lo contrario. Sólo buscando mantenerse en lugares de privilegio institucional que les asignaran sin importarle en absoluto lo que la sociedad espera de esta dirección tan importante dentro del sistema de seguridad provincial.
Pero es mucho más preocupante saber que este grupo es el que comanda la dirección. Estamos hablando de la Dirección General de Investigaciones Criminales, que tiene como misión el abordaje e investigación de aquellos hechos delictivos punibles segun la legislación vigente. Se encuentra comandada por el Director Comisario General Licenciado Alejandro Mercado, miembro del Estado Mayor Policial y ratificado en su cargo por un tiempo prolongado, cobrando un sueldo de 150 mil pesos y aprovechando los privilegios que obtiene de ese sillón de elite.
Privilegios como el enriquecimiento económico que obtuvo durante su gestión en el manejo del casino-bar que posee el edificio de la Central de Policía, ubicada en Av. Colón, dinero obtenido por la venta de sus productos, y que naturalmente era utilizado en pos de la labor policial e investigativa; como la compra de elementos para la labor policial dentro de cada una de las oficinas, de insumos, material tecnológico y ayuda económica para la capacitación del personal.
Sin embargo, durante la gestión de Mercado, el cuerpo policial no obtuvo estos beneficios, y se puede considerar que el director hizo usufructo de ese dinero de forma personal y arbitraria, ya que se lo ha visto vestir trajes y uniformes nuevos, disfrutando de costosas vacaciones familiares y de las exclusivas fiestas privadas que ofrece a un círculo policial minoritario y de plena confianza, conocidos dentro de su dirección por la relación estrecha con el “General”; quienes en más de una ocasión, hacen uso de esa amistad para la designación de nuevos efectivos (en su gran mayoría jefes de altos rangos y todos ellos ocupando lugares jerárquicos).
Cabe destacar que más allá del uso que se le da al dinero del bar (que recauda entre 50 y 70 mil pesos diarios), no es menor el dato de que dicho “casino”, evade la imposición fiscal del estado sin abonar ningún tipo de impuestos, como los que si abonan los propietarios de locales similares y que realmente son elevados. La ganancia que se obtiene es importante ya que todo el personal que trabaja en la Jefatura de Policía hace uso de este bar por la comodidad que representa el mismo en cuanto a su ubicación.
Se ha podido detectar también, el robo de combustible de los móviles que se encuentran guardados en el depósito de esta misma dirección, dato que puede comprobarse simplemente a través de la base de datos de carga de combustible de Auditoría y Planes que posee la dependencia.
El Director General además, utiliza el poder otorgado por el Poder Ejecutivo para ocultar situaciones que pudieran perjudicar su estadía en el sillón máximo de Investigaciones Criminales. Como cuando el Crio. J.B, protagonizó un accidente conduciendo un vehículo policial encontrándose en estado de embriaguez, dañando de gravedad el automóvil y su reparación fue costeada con el dinero producido por el bar, en un taller privado, a los fines de evitar tener que informar la novedad al Jefe o Sub Jefe de Policía, evitando así algún tipo de sumario administrativo.
Mercado además, tiene un hermano dentro de la fuerza, que también posee una jerarquía de alto rango y que en el año 2017 fue intercambiado a los fines de que se desempeñe su labor dentro de la misma dirección general. S.M. fue denunciado por sus subalternas en reiteradas oportunidades por acoso sexual, por lo que su hermano no le dio curso a ninguna de las denuncias, y de respuesta a ello solo ha cambiado permanentemente de oficinas, a los fines de resguardarlo del algún tipo de medida judicial que se pudiere realizar en su contra.
Algunos jefes que no son del grupo selecto de confianza y son policías honestos, han realizado durante el año 2019 investigaciones excepcionales respecto a Robos y Hurtos, Sustracción del Automotor, Delitos Económicos, donde se buscó dar con bandas dedicadas al crimen organizado y su posterior desarticulación, logrando en la mayoría de los casos resultados excelentes.
Este grupo ha demostrado su compromiso para con la labor policial y con la sociedad que es la que necesita que estas organizaciones dejen de funcionar para sentir seguridad al salir a la calle, al dejar su vehículo en una playa, al retirar dinero de un banco, dormir tranquilo. Solo basta con preguntar en los diversos estamentos judiciales sobre la labor de estas divisiones para verificar que esta historia no es errónea.
Parece ser que este trabajo real y comprometido no es de importancia para Mercado, ya que durante este año coordinó la destitución de los jefes que encabezaron el trabajo durante el año pasado. Fueron retirados de sus funciones y promovidos a lugares inhóspitos, dejando de lado su experiencia y profesionalidad a la hora de trabajar en la investigación del delito, coronando un ciclo excepcional produciendo el año más fructífero respecto a la cantidad de bandas detenidas y de la disminución del delito, llegándolo a encaminar en cifras de un digito.
Estos hechos se vieron reflejados en la sociedad cordobesa y hasta fueron galardonados en diversas oportunidades por el Estado Mayor Policial, por el Poder Ejecutivo provincial y nacional, y por el Poder Judicial de la provincia.
Quienes tienen como valores la honestidad y como bandera la vida, esperan que la policía de la provincia de Córdoba cuente siempre con personas de bien, comprometidos con la armonía social y trabajando en defensa del ciudadano. Para ello es necesario que el personal policial, cualquiera sea su situación jerárquica cumpla con la función específica de cuidar y proteger, vida y bienes de nuestros semejantes, y no queden sujetos a la discrecionalidad de los intereses políticos.
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