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Por Cecilia Ruiz W.
PARA EL FEDERAL NOTICIAS
Tomo este título prestado de una película española que me gustó mucho. También la lluvia (el título original no lleva signos de interrogación) narra la historia de un grupo de cineastas y actores españoles y mexicanos que deciden recrear en Bolivia la llegada de Cristóbal Colón a América pero reflejando el uso de la violencia y la codicia de los conquistadores. En busca de actores locales se topan con Daniel, un hombre boliviano que protagonizará el rol del aborigen americano. En el medio de la filmación se produce un evento inesperado: una empresa privada busca quedarse con el agua y quiere imponer precios altísimos e inaccesibles para gran parte de la población. De esta manera se traza un paralelismo entre la realidad y la ficción ya que el pueblo – con Daniel a la cabeza- se levanta ante tal atropello y no se deja engañar por los empresarios. Y no cuento más para no spoilear el resto de la historia.
Elegí contar sobre esta película porque hoy me siento un poco como Daniel viendo lo que sucede en Formosa como claro símbolo de poder absoluto. Miles de formoseños han despertado de un autoritarismo feudal de 26 años-para algunos también conocido hace tiempo en otros lugares del país – que resurgió con más fuerza que antes y parece no tener límite ahora en este contexto de crisis económica, sanitaria y social. Sin embargo, estos ciudadanos son los que están poniendo los límites -y no hablo de sacarlos del poder- y le están haciendo saber al gobernador Gildo Insfrán que los derechos valen tanto o más que los de ellos, ya que la política es un servicio para el pueblo y no para “vivir” del pueblo a través de su sometimiento.
En este tipo de formas de ejercer el poder generalmente la codicia viene acompañada de la mentira, fiel compañera del relato que no sólo maquilla las medidas como «solidarias» sino que acomoda la verdad a gusto y placer de los que profesan una verdad única. Un ejemplo claro es la reciente derogación del DNU que no habilitaba la entrada a extranjeros con antecedentes con la excusa que era “discriminatoria”. Esta es una característica de la administración actual. No deben quedar huellas del gobierno anterior de medidas que ayudaron a ordenar la vida del país. Ni personas, ni imágenes, ni proyectos, nada que lleve la huella M. Quizás a partir de ahora la droga sin controles corra aún más libremente por las calles y los ciudadanos de bien deban ingeniarse aún más para enfrentar la inseguridad. Parece que con los delincuentes propios ya no era suficiente que ahora abrimos las puertas para el resto… Lamentablemente, nuestro ADN está impreso de batallas civiles e ideológicas que parecen no tener fin. Podemos mencionar a la fuerza de choque que tuvo el peronismo en el pasado: la Triple A, cuya herramienta principal era la violencia armada. Hoy el Kirchnerismo tiene como base ideológica a la Triple C: codicia, corrupción y cinismo. El secretario de DDHH, Horacio Pietragalla, se expresó en Twitter y acusó a los medios y la oposición de fogonear la represión en Formosa y desprestigiar a Gildo. Hoy ante el mundo somos los que apoyamos a Maduro y dimos asilo a Evo Morales. Hoy muchos jubilados no reciben el beneficio que merecen después de haber aportado toda su vida mientras que en el Ministerio de la mujer se hacen compras de montos indignantes para la realidad que viven muchos compatriotas. El sistema privado asfixiado que sobrevivió la cuarentena es el que sigue manteniendo este sistema clientelar que sólo busca perpetuarse en el poder indefinidamente a costas del pueblo mientras intenta limpiar causas judiciales por medio de amenazas en cadena nacional. No hay planes ni a corto ni a largo plazo. El único objetivo es salvar a los que más puedan de la cárcel. El presidente no nos da ni quisiera una pista de cómo hacer para seguir apostando en este país y por eso el aluvión de pasaportes de ida en Ezeiza. ¿Acaso no es un panorama desolador? Sí, pero real.
Está claro que esta vez vinieron a quedarse con lo que esté a su alcance: vacunas, libertades, esperanza, conciencias, la historia. Eso sí, parece que no podrán adueñarse de la calle nuevamente. Los españoles se llevaron mucho oro y riquezas naturales durante la conquista. En la película una empresa quería adueñarse del agua y Daniel luchó para evitarlo. Sí, volvieron pero, ¿y si esta vez se llevan todo? ¿nuestra libertad? ¿también la lluvia?
¿Será Formosa una respuesta? ¿Cuán sedientos de libertad estamos? Porque el agua es tan importante como la libertad.
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