
La técnica de composición de la Gioconda hace que esta sea una de las obras más estudiadas de la historia del arte y por los artistas aprendices. Es apreciada por su encuadre muy moderno, como un retrato que se podría realizar en nuestros días. Más sutilmente, se crean efectos ópticos por la ubicación de los ojos de la joven y su sonrisa discreta. Hay quienes dicen que se siente la impresión de ser observado constantemente por la Gioconda, cualquiera sea la posición desde la que uno la mire. Esta anécdota demuestra los conocimientos científicos y anatómicos de Leonardo Da Vinci. En cuanto a la célebre sonrisa de la Mona Lisa, hay testimonios de que un grupo de músicos tocaba durante las horas de trabajo del pintor para que ella mantuviese esa actitud alegre.
El fondo también es un caso de estudio. La técnica del sfumato se utiliza para crear una perspectiva que se funde con suavidad.
Sin duda, esos misterios hicieron que la Mona Lisa llegara a ser tan famosa. Sin embargo, ¿es verdaderamente Lisa la retratada? Se ha informado que el patrocinador del cuadro de Leonardo Da Vinci era un noble instalado en Florencia. Francesco del Giocondo enviudó dos veces y en 1495 se casó con una joven llamada Lisa. De esta historia surge el nombre con el que se conoce a este cuadro. Según otra teoría, la joven representada era una favorita de Juliano de Médici, dirigente de la República florentina.
La Gioconda se hizo popular para el público en general por la amplia difusión de su robo, en 1911. La prensa cubrió el hecho: se preguntaba quién podría haber robado la Gioconda, por qué y, sobre todo, ¡cómo! El cuadro se recuperó; el culpable era un italiano muy chauvinista llamado Vincenzo Peruggia. Su acto se basó en su deseo de restituir la obra a su país natal.
La fama de la obra se propagó rápidamente a través de quienes pudieron verla en su taller. Así lo atestiguan las copias que se hicieron pronto de la pintura, empezando por el dibujo que realizó Rafael hacia 1504, conservado asimismo en el Louvre, y que parece que sirvió de base a su retrato de Maddalena Doni, fechado hacia 1506 y que presenta una gran conexión con La Gioconda en cuanto a pose y composición.
Con todo, el mejor testimonio del impacto que causó la Mona Lisa entre los pintores del Renacimiento se encuentra en las Vidas de Giorgio Vasari, publicadas en 1550. Vasari, que también era un pintor destacado, se refirió así a la célebre pintura de Leonardo: «Todo aquel que quisiera ver en qué medida puede el arte imitar a la Naturaleza lo podría comprender en su cabeza [de La Gioconda], porque en ella se habían representado todos los detalles que se pueden pintar con sutileza. Los ojos tenían ese brillo y ese lustre que se pueden ver en los reales, y a su alrededor había esos rosáceos lívidos y los pelos que no se pueden realizar sin una gran sutileza. […]. La nariz, con todas esas aperturas rosáceas y tiernas, parecía de verdad. La boca, con toda la extensión de su hendidura unida por el rojo de los labios y lo encarnado del rostro, no parecía color sino carne real. En la fontanela de la garganta, si se miraba con atención, se veía latir el pulso. Y en verdad se puede decir que fue pintada de una forma que hace estremecerse y atemoriza a cualquier artista valioso».
En 1919, Marcel Duchamp no dudó en tomar el retrato de la Mona Lisa para emitir su propia versión. Le escribió «LHOOQ», que en inglés se lee «look» («Mira») y en francés, si se lee letra por letra, suena como una broma obscena. En 2003, los más de 80 millones de ejemplares vendidos de la novela de Dan Brown el dieron a la Gioconda una nueva dimensión. Esta constituye el centro de uno de los misterios enunciados en «El código Da Vinci», la novela de suspenso esotérica de éxito internacional.

Leonardo da Vinci (Leonardo di ser Piero da Vinci) fue pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Tras pasar su infancia en su ciudad natal, Leonardo estudió con el pintor florentino Andrea de Verrocchio. Sus primeros trabajos de importancia fueron creados en Milán al servicio del duque Ludovico Sforza. Trabajó a continuación en Roma, Bolonia y Venecia, y pasó sus últimos años en Francia, por invitación del rey Francisco I.
Frecuentemente descrito como un arquetipo y símbolo del hombre del Renacimiento, genio universal, además de filósofo humanista cuya curiosidad infinita solo puede ser equiparable a su capacidad inventiva, Leonardo da Vinci es considerado uno de los más grandes pintores de todos los tiempos y, probablemente, la persona con el mayor número de talentos en múltiples disciplinas que jamás ha existido. Como ingeniero e inventor, Leonardo desarrolló ideas muy adelantadas a su tiempo, tales como el helicóptero, el carro de combate, el submarino y el automóvil. Muy pocos de sus proyectos llegaron a construirse (entre ellos la máquina para medir el límite elástico de un cable), puesto que la mayoría no eran realizables durante esa época. Como científico, Leonardo da Vinci hizo progresar mucho el conocimiento en las áreas de anatomía, la ingeniería civil, la óptica y la hidrodinámica.
Su asociación histórica más famosa es la pintura. Dos de sus obras más conocidas, La Gioconda y La Última Cena, han sido copiadas y parodiadas en varias ocasiones, al igual que su dibujo del Hombre de Vitruvio. No obstante, únicamente se conocen alrededor de 20 obras suyas, debido principalmente a sus reiterados (y a veces desastrosos) experimentos con nuevas técnicas y a su inconstancia crónica. Este reducido número de creaciones, junto con sus cuadernos con dibujos, diagramas científicos y reflexiones sobre la naturaleza de la pintura, constituyen un legado para las sucesivas generaciones de artistas.
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